Al llegar a su casa, Sen saco sus cosas de su bolsa y se asomo la tarjeta que le había dado Raúl, - ¿Por qué hasta ahora Raúl? - y le dio un pequeño beso y la dejo de nuevo sobre la mesa, "Un lugar de la Mancha. Montes Urales #32, martes 30 de marzo 8:00 pm." leyó en la parte trasera de la tarjeta que había soltado de nuevo. - ¡Es hoy! debo ir, ya quede con él - pensaba en voz alta - pero realmente no puedo, no puedo ir, que pensará Sebastian, ¿Qué le diré? Bueno, es mejor inventar algo y terminar de una vez con todo a Raúl - Estaba decidida, aventó toda su ropa y se fue a su dormitorio, sacaba blusas pero no le gustaba como le quedaban, se vestía y desvestía, nada le agradaba... Lo hacía de una manera inconsciente como queriendo dar una buena impresión, quería que él la viera radiante, como si nada le afectara y todo corriera perfecto, pero no se decía por nada, la blusa azul no le agradaba tanto le recordaba ciertas cosas, la verde se la había regalado Sebastian y no la usaría en ese momento. Opto por lo mas sencillo una blusa blanca, un sweater beige y unos jeans, salió corriendo a parar un taxi, dándole la dirección al chofer se dirigieron a la cita.
- ¿Por qué tan nerviosa señorita? - pregunto el taxista viéndola desde el retrovisor.
- Por nada señor, viejos fantasmas que regresan a moverme el piso - respondió Sen soltando una cara de tanta ternura que el taxista solo pudo sonreír, durante un tiempo el viaje fue silencio, no obstante en los pensamientos de la Srta. Mendieta. Pensaba que lo mejor era no haberse subido al taxi y le llegaba otro pensamiento que lo mejor será enfrentar a Raúl y poner todo en claro, pero su corazón valiente se ponía cobarde.
- Debe tenerle mas miedo a los vivos señorita, los fantasmas no hacen daño - le dijo el señor a Sen, cuando ella estaba a punto de decirle que mejor la llevará de nuevo a casa.
- Disculpe, no le escuche - respondió ella apenada.
- Señorita, le decía que debe tenerle miedo a los vivos, los fantasmas no hacen daño y suelen perderse durante años, le recomiendo que lo enfrente... - le volvía a decir a Sen - Si quiere puedo esperarla y asegurarme que todo salga bien - En un tono preocupado el señor se ponía a sus órdenes.
- No es necesario, conozco a esta persona y sé que no pasará nada - respondió ella.
Pareciera que algo estaba conspirando para que llegará a tiempo, pues no hubo nada de transito y llegaron justo quince minutos antes de la hora.
- Cuídese mucho, son 170 pesos - se despedía el chofer.
- Gracias - respondió ella pagando, cuando salió no sin antes preguntarle al chofer si era correcta la dirección, él sonrió y le señalo una casa estilo europeo, solo veía carros de lujos estacionados. Como si fuera extranjera, Sen le pregunto a un tipo que estaba acomodando un auto por el café, el chico la acompaño a la recepción y ahí ella pregunto por Raúl. La hostess la guió a la parte trasera de la casa, donde no había mas de 5 mesas. Ella lo reconoció estaba de espaldas, de traje , junto a un señor de mucha mas edad que él, delgado y de unos ojos azules.
- Disculpe, ya llego su cita señor de la Roca - interrumpió la hostess la conversación.
- Perfecto - levantándose ambos caballeros para cederle el asiento a Sen.
- ¡Vine! - fue lo único que salió de la boca de Sen junto a una sonrisa.
- Te dejo, mañana seguimos con esto. Señorita - le decía el señor a Raúl, con una pequeña sonrisa y un gesto de amabilidad se retiro.
- Me da gusto que hayas venido - la alegría no podía ocultarla, acercándose para darle un beso... como costumbre de dos días a la fecha, Sen se giro para que fuera en la mejilla. - por favor siéntate - le pidió Raúl. - ¿Que quieres pedir? el Vienés y el pastel de zanahoria son una delicia - le recomendó.
- No tengo mucho tiempo... - secamente le respondió.
- Ok, pediré dos, ¿Te agrada? - le dijo ignorándola.
- Me estoy dado cuenta que siempre haces lo que tú quieres - cada momento en la cabeza de Sen, se lamentaba el haber ido y su rostro lo reflejaba.
- Te pedí dos horas y si estas aquí vamos a gozarlas, no quiero que pongas esa cara larga - Raúl le decía mirándola a los ojos, cuando vio al mesero le pidió el café y el pastel para ella y para él.
- Raúl, debo decirte algo - decía con una voz muy suave Sen.
- ¿Que estas comprometida? Ya lo sabía y que él se llama Sebastian, también lo sé. Lo que no sé es ¿por qué lo harás? - respondió Raúl sin dejarle tiempo de decir una sola palabra, la respuesta de Raúl fue tan directa que hizo que Sen volteara a todos lados para saber si alguien la espiaba, por instinto saco su celular del bolso y lo dejo en la mesa, momento que Raúl aprovecho para tomar su mano. - Pensé que jamás te volvería a ver, no sé por qué huyes de mi encuentro o por qué te dio tanto miedo el venir - tomando su mano con las de él.
- ¿Cómo sabes todo eso? - pregunto ella.
- Tengo mis contactos - le respondió sin soltar la mano y ella no le importo tanto tener la suya entre las de él.
- No puedo verte mas y te pido que no me vuelvas a buscarme, estoy comprometida y estoy a pocos meses de mi boda - solamente lo pudo decir después de un gran suspiro. Cuando estaba por proseguir, llego el mesero con los platillos - ¡Que rápido es el servicio aquí! - quitándole lo que iba a decir.
- Prueba, prueba, esta delicioso - le dijo Raúl. Con una pesadez ella partió un pedacito del pastel y se lo llevo a la boca, sus ojos se hicieron enormes.
- Esta delicioso, de verdad lo esta - respondió Sen con una felicidad que Raúl no conocía.
- Te lo dije - sonriendo.
- Bueno, ¿Qué has hecho? Cuando te conocí no eras así, has cambiado y mucho - dijo mientras partía otro pedacito del pastel.
- Creo que madure, me dedique a prepararme, a crecer como persona - respondió él. - Sen, cuando te vi en el supermercado, volví a sentir algo que sentí durante el tiempo que estudiamos juntos - era la primera vez que Sen veía a Raúl con un rostro que no mostraba seguridad. - toda la escuela estuve enamorado de ti, a escondidas te hacía cartas de amor y las guardaba en mi cajón, esperando que algún día las leyeras. - quitando la mano que todavía tenía junto a la de ella.
- jamás supe eso... - respondió ella, cuando estaba por preguntar algo, sonó su celular "Sebastian" - Debo contestar - repuso, levantándose para responder. Él solo le confirmo con un gesto, mientras ella hablaba el siguió comiendo el pastel.
- Debo irme, lo siento - dijo Sen apenada por el momento.
- ¿Quieres que te lleve? - pregunto mientras se paraba.
- No, como crees, no es buena idea - repuso ella.
- Entonces que te lleve Edmundo y no aceptaré un no - exclamo Raúl, acompañándola a la recepción, de ahí le marco a Edmundo que no tardo mucho en llegar. ambos se acercaron al coche y antes de cerrarle la puerta le robo un beso, ella le respondió con una bofetada una muy suave. - Lleva a la señorita a donde te pida - y cerro la puerta.
- Esta delicioso, de verdad lo esta - respondió Sen con una felicidad que Raúl no conocía.
- Te lo dije - sonriendo.
- Bueno, ¿Qué has hecho? Cuando te conocí no eras así, has cambiado y mucho - dijo mientras partía otro pedacito del pastel.
- Creo que madure, me dedique a prepararme, a crecer como persona - respondió él. - Sen, cuando te vi en el supermercado, volví a sentir algo que sentí durante el tiempo que estudiamos juntos - era la primera vez que Sen veía a Raúl con un rostro que no mostraba seguridad. - toda la escuela estuve enamorado de ti, a escondidas te hacía cartas de amor y las guardaba en mi cajón, esperando que algún día las leyeras. - quitando la mano que todavía tenía junto a la de ella.
- jamás supe eso... - respondió ella, cuando estaba por preguntar algo, sonó su celular "Sebastian" - Debo contestar - repuso, levantándose para responder. Él solo le confirmo con un gesto, mientras ella hablaba el siguió comiendo el pastel.
- Debo irme, lo siento - dijo Sen apenada por el momento.
- ¿Quieres que te lleve? - pregunto mientras se paraba.
- No, como crees, no es buena idea - repuso ella.
- Entonces que te lleve Edmundo y no aceptaré un no - exclamo Raúl, acompañándola a la recepción, de ahí le marco a Edmundo que no tardo mucho en llegar. ambos se acercaron al coche y antes de cerrarle la puerta le robo un beso, ella le respondió con una bofetada una muy suave. - Lleva a la señorita a donde te pida - y cerro la puerta.
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