Su presencia, iluminaba su casa, la llenaba de calor, un calor que solo el amor de una mujer pueden proporcionar. Sen logró añadir aquella esencia que le hacía falta a la vida de Raúl. Desde un "Buenos días" hasta una pequeña cena cuando él llegaba de trabajar.
Nunca un día era igual al anterior. Había noches en que se terminaban una botella de vino platicando lo que les ocurría durante su día, otro veían una película o salían al cine o a cenar... o simplemente terminaban haciendo el amor en la sala, cocina, habitación. Tenían una pasión que había pasado por varias pruebas. Años vacíos donde ninguno de los dos sabía del otro y no es que Raúl creyera en el destino, pero si por algo sus vidas se habían vuelto a cruzar, no dejaría esta vez pasar la oportunidad de probar lo que era ser feliz.
Y si no mal recuerdo así inicio esta historia.
- ¿Te conozco? - pregunto él al verla en la fila del supermercado.
- No creo - y ella volvió a mirar su celular.
- Si, si te conozco... - insistió él - mira, sonora muy raro, pero puedo olvidar los nombres, pero jamás un rostro y a ti te conozco de algún lado. Me llamo Raúl de la Roca. - dijo mirando si había algún reacción por su parte.
- ¿de la Roca? - repitió ella volteando a verlo, mirándolo a los ojos. - el Rául que conozco hace años, muchos años que no sé de él y dudo que él se acuerde de mi - lo decía sin dejarle de mirar los ojos - pero creo que lo he vuelto a ver, ¿Por qué te dejaste la barba?
- ¡Si nos conocemos, verdad! - respondió alegre Raúl. - pero disculpa... no recuerdo tu nombre.
- Sen, me llamo Sen - respondió volviendo a mirar su celular, esa pregunta la había ofendido.
El reencuentro no había sido de lo mejor la fila parecía que no avanzaba, ella recargada en el carrito, sin dejar de ver su celular y él de frente a su carrito dándole la espalda a Sen. Así siguieron hasta que llego el turno de que ella pasara su despensa, pago y se fue.
- Adiós Raúl - se despidió, ella pensó que lo volvería a ver dentro de unos diez años mas.
- Cuidate, un gusto - le respondió.
Raúl vació su despensa. - Si te tardas mas de 5 minutos en cobrarme, haré que te despidan y a ti también - le dijo al cajero y al señor que acomodaba la despensa en bolsas. Entre el cajero y la persona que volvía la despensa al carrito se tardaron menos que eso.
- Son tres mil setesientos.... - Raul no lo dejo terminar y le dio cuatro mil y se fue detrás de Sen, por fortuna para él ella se entretuvo viendo unos vestidos que había en una boutique, Raúl no se acerco sino como era costumbre para él, la acecho, estudiaba cada gesto de ella, sus movimientos, lo hacía de esta manera para saber si ella era casada o tenía pareja... Habían pasado varios años desde que la dejo de ver.
- ¿Tardarás? - decía un mensaje que le había llegado.
- Empiecen sin mi, no sé si llegue para la hora que quedamos. - respondió cuando la vio salir de la boutique y se dirigía al estacionamiento, él la seguía a distancia, no quería volver a abordarla hasta que estuviera seguro que iba sola. Ya no tardo mas ni se distrajo en otras cosas y se fue directo a una camioneta, mientras abría su cajuela, llego él.
- ¿Te ayudo? - pregunto él.
- ¡Dios mio! No te enseñaron que un "adiós" no es un "sígueme" - respondió después de dar soltar un grito.
- Hace mucho que no nos vemos y no quiero dejar pasar este momento - dijo él.
- No Raúl, se me hace tarde - respondió ella.
- Ok, vamos por un café - reitero él.
- No, no puedo - negó ella.
- Vamos a cenar - volvió a preguntar él... no se rendiría hasta sacar algo a su favor.
- No, no puedo Raúl - volvió a responder.
- ¿Estas casada? - pregunto él
- ¿Que te interesa? - la conversación se daba mientras ambos ponían la despensa en la cajuela de la camioneta de Sen.
- Solo pregunto debo ponerme al día - respondió dejando salir una sonrisa.
- Por favor Raúl, me dio gusto verte, pero debo irme - casi en suplica lo decía.
- Ok - cerraron la cajuela y él le abrió la puerta para que pasara, por lo angosto del espacio quedaron frente a frente, por un segundo se miraron los labios y cuando él iba a dar el primer paso, ella paso por debajo de su brazo entrando a su auto.
- De verdad debo irme - dijo mientras se ponía su cinturón.
- Lo entiendo - dijo mientras con su mano saco una pequeña hoja que estaba detrás del asiento.
- Adiós Raúl - dijo mientras arrancaba su camioneta.
Él la vio irse, cuando giro para salir del estacionamiento saco aquella hoja.
- Hola Gaby, Necesito que me digas donde queda "Jugando a la infancia" es una guardería. - viendo el documento que tenía en las manos.
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