miércoles, 30 de marzo de 2016

café

Al llegar a su casa, Sen saco sus cosas de su bolsa y se asomo la tarjeta que le había dado Raúl, - ¿Por qué hasta ahora Raúl? - y le dio un pequeño beso y la dejo de nuevo sobre la mesa, "Un lugar de la Mancha. Montes Urales #32, martes 30 de marzo 8:00 pm." leyó en la parte trasera de la tarjeta que había soltado de nuevo. - ¡Es hoy! debo ir, ya quede con él - pensaba en voz alta - pero realmente no puedo, no puedo ir, que pensará Sebastian, ¿Qué le diré? Bueno, es mejor inventar algo y terminar de una vez con todo a Raúl - Estaba decidida, aventó toda su ropa y se fue a su dormitorio, sacaba blusas pero no le gustaba como le quedaban, se vestía y desvestía, nada le agradaba... Lo hacía de una manera inconsciente como queriendo dar una buena impresión, quería que él la viera radiante, como si nada le afectara y todo corriera perfecto, pero no se decía por nada, la blusa azul no le agradaba tanto le recordaba ciertas cosas, la verde se la había regalado Sebastian y no la usaría en ese momento. Opto por lo mas sencillo una blusa blanca, un sweater beige y unos jeans, salió corriendo a parar un taxi, dándole la dirección al chofer se dirigieron a la cita.

- ¿Por qué tan nerviosa señorita? - pregunto el taxista viéndola desde el retrovisor. 
- Por nada señor, viejos fantasmas que regresan a moverme el piso - respondió Sen soltando una cara de tanta ternura que el taxista solo pudo sonreír, durante un tiempo el viaje fue silencio, no obstante en los pensamientos de la Srta. Mendieta. Pensaba que lo mejor era no haberse subido al taxi y le llegaba otro pensamiento que lo mejor será enfrentar a Raúl y poner todo en claro, pero su corazón valiente se ponía cobarde.
- Debe tenerle mas miedo a los vivos señorita, los fantasmas no hacen daño - le dijo el señor a Sen, cuando ella estaba a punto de decirle que mejor la llevará de nuevo a casa.
- Disculpe, no le escuche - respondió ella apenada.
- Señorita, le decía que debe tenerle miedo a los vivos, los fantasmas no hacen daño y suelen perderse durante años, le recomiendo que lo enfrente... - le volvía a decir a Sen - Si quiere puedo esperarla y asegurarme que todo salga bien - En un tono preocupado el señor se ponía a sus órdenes.
- No es necesario, conozco a esta persona y sé que no pasará nada - respondió ella. 

Pareciera que algo estaba conspirando para que llegará a tiempo, pues no hubo nada de transito y llegaron justo quince minutos antes de la hora.

- Cuídese mucho, son 170 pesos - se despedía el chofer.
- Gracias - respondió ella pagando, cuando salió no sin antes preguntarle al chofer si era correcta la dirección, él sonrió y le señalo una casa estilo europeo, solo veía carros de lujos estacionados. Como si fuera extranjera, Sen le pregunto a un tipo que estaba acomodando un auto por el café, el chico la acompaño a la recepción y ahí ella pregunto por Raúl. La hostess la guió a la parte trasera de la casa, donde no había mas de 5 mesas. Ella lo reconoció estaba de espaldas, de traje , junto a un señor de mucha mas edad que él, delgado y de unos ojos azules.

- Disculpe, ya llego su cita señor de la Roca - interrumpió la hostess la conversación.
- Perfecto - levantándose ambos caballeros para cederle el asiento a Sen.
- ¡Vine! - fue lo único que salió de la boca de Sen junto a una sonrisa.
- Te dejo, mañana seguimos con esto. Señorita - le decía el señor a Raúl, con una pequeña sonrisa y un gesto de amabilidad se retiro.
- Me da gusto que hayas venido - la alegría no podía ocultarla, acercándose para darle un beso... como costumbre de dos días a la fecha, Sen se giro para que fuera en la mejilla. - por favor siéntate - le pidió Raúl. - ¿Que quieres pedir? el Vienés y el pastel de zanahoria son una delicia - le recomendó.
- No tengo mucho tiempo... - secamente le respondió.
- Ok, pediré dos, ¿Te agrada? - le dijo ignorándola.
- Me estoy dado cuenta que siempre haces lo que tú quieres - cada momento en la cabeza de Sen, se lamentaba el haber ido y su rostro lo reflejaba.
- Te pedí dos horas y si estas aquí vamos a gozarlas, no quiero que pongas esa cara larga - Raúl le decía mirándola a los ojos, cuando vio al mesero le pidió el café y el pastel para ella y para él.
- Raúl, debo decirte algo - decía con una voz muy suave Sen.
- ¿Que estas comprometida? Ya lo sabía y que él se llama Sebastian, también lo sé. Lo que no sé es ¿por qué lo harás? - respondió Raúl sin dejarle tiempo de decir una sola palabra, la respuesta de Raúl fue tan directa que hizo que Sen volteara a todos lados para saber si alguien la espiaba, por instinto saco su celular del bolso y lo dejo en la mesa, momento que Raúl aprovecho para tomar su mano. - Pensé que jamás te volvería a ver, no sé por qué huyes de mi encuentro o por qué te dio tanto miedo el venir - tomando su mano con las de él.
- ¿Cómo sabes todo eso? - pregunto ella.
- Tengo mis contactos - le respondió sin soltar la mano y ella no le importo tanto tener la suya entre las de él.
- No puedo verte mas y te pido que no me vuelvas a buscarme, estoy comprometida y estoy a pocos meses de mi boda - solamente lo pudo decir después de un gran suspiro. Cuando estaba por proseguir, llego el mesero con los platillos - ¡Que rápido es el servicio aquí! - quitándole lo que iba a decir.
- Prueba, prueba, esta delicioso - le dijo Raúl. Con una pesadez ella partió un pedacito del pastel y se lo llevo a la boca, sus ojos se hicieron enormes.
- Esta delicioso, de verdad lo esta - respondió Sen con una felicidad que Raúl no conocía.
- Te lo dije - sonriendo.
- Bueno, ¿Qué has hecho? Cuando te conocí no eras así, has cambiado y mucho - dijo mientras partía otro pedacito del pastel.
- Creo que madure, me dedique a prepararme, a crecer como persona - respondió él. - Sen, cuando te vi en el supermercado, volví a sentir algo que sentí durante el tiempo que estudiamos juntos - era la primera vez que Sen veía a Raúl con un rostro que no mostraba seguridad. - toda la escuela estuve enamorado de ti, a escondidas te hacía cartas de amor y las guardaba en mi cajón, esperando que algún día las leyeras. - quitando la mano que todavía tenía junto a la de ella.
- jamás supe eso... - respondió ella, cuando estaba por preguntar algo, sonó su celular "Sebastian" - Debo contestar - repuso, levantándose para responder. Él solo le confirmo con un gesto, mientras ella hablaba el siguió comiendo el pastel.
- Debo irme, lo siento - dijo Sen apenada por el momento.
- ¿Quieres que te lleve? - pregunto mientras se paraba.
- No, como crees, no es buena idea - repuso ella.
- Entonces que te lleve Edmundo y no aceptaré un no - exclamo Raúl, acompañándola a la recepción, de ahí le marco a Edmundo que no tardo mucho en llegar. ambos se acercaron al coche y antes de cerrarle la puerta le robo un beso, ella le respondió con una bofetada una muy suave. - Lleva a la señorita a donde te pida - y cerro la puerta.  

lunes, 28 de marzo de 2016

Búsqueda.

Apenas tuvo en sus manos la dirección de aquella escuela. Lo único que tenía para volver a verla o saber sobre ella. Salió disparado de la oficina sin pensar en mas. Llego en menos tiempo, contando que la ciudad era enorme y aquél jardín de niños no estaba para nada cerca de las zonas que él frecuentaba. Llego justo a las 11 am, toco el timbre, saliendo un señor de bastante entrada edad.

- ¿Se le ofrece algo? - Dijo de forma directa pero sin llegar a ser grosero.
- Si, quiero inscribir a mi hijo - respondiendo lo primero que se le vino a la mente.
- Pase, la dirección esta a la derecha - respondió el que después se supo era el conserje de la escuela.
- Gracias - se acomodo el saco y las mangas de su camisa y se dirigió a la oficina.

El pasillo que tenía que recorrer estaba decorado por pinturas de niños, recomendaciones para los padres y toda clase de señalamientos para que los niños y sus padres convivan con mayor alegría. De la nada salió una señorita delgada con lentes y muchos libros.

- Puedo ayudarle, debo ir a la dirección pero no sé donde esta - pregunto Raúl
- por favor, yo también voy a la dirección - dejándole unos libros y ambos caminaron los últimos metros para llegar a la dirección.
- Mire la puerta del fondo es de la directora Mercedes - señalo otro pasillo que debía recorrer para poder llegar. Él aún no sabía que diría, ya había dicho que inscribiría a su hijo y no tenía hijo. Ahora iría a ver la directora y no sabía que escusa usar, sin mas toco la puerta y al oír que podía pasar abrió la puerta.

- ¿En que puedo servirle señor? - Pregunto la directora, una mujer rellena de y de cara de pocos amigos.
- Le seré franco, porque odio irme por la tangente, vengo a buscar a una persona, ¿No sé si labora aquí? ella es una excompañera y estoy buscando reunir a todos - Respondió Raúl, mientras se acomodaba en la silla enfrente del escritorio de la directora.
- ¿Y quien es su excompañera? - Pregunto la directora.
- Se llama Sen Mendieta - Respondió
- Si efectivamente aquí trabaja con nosotros la miss Sen, le pediré una identificación para poder llevársela y pueda decirnos si puede recibirlo - dijo la directora, recibiendo la identificación de Raúl. - De la Roca, Raul, tiene nombre de novela - dijo sacando una pequeña sonrisa. - Permítame iré personalmente, usted puede esperar afuera - Ella se levanto de su escritorio y con un pequeño cojeo acompaño a Raúl hasta una banquito en el pasillo, quedándose sentado junto Miguelito, Pablito y Marianita, tres pequeños que estaban esperando a que la enfermera los atienda ya que tuvieron un pequeño altercado en el receso.

El tiempo parecía que eterno, Raúl llego a pensar que si la directora no estuviera cojeando sería  mas rápido, pero se distraía checando su celular, entre sus correos y mensajes y una llamada de Gabriela el tiempo se pudo hacer mas ligero, él estaba por irse cuando vio que regresaba la directora.

- Dice que si lo conoce pero...  - callando un poco la directora.
- ¿Pero? - prosiguió Raúl.
- Pero que la espere porque está en un taller y se desocupa en 15 minutos. - termino de decir la directora.
- Mil gracias - la cara de Raúl se ilumino y agradeció volviendo a acompañar a la directora a su oficina.

- Dijo que si - Les decía a sus nuevos amigos con un guiño y una sonrisa.

Las señoritas de la oficina, no dejaban de verlo y de decirse cosas entre ellas. Raúl se acerco a una señorita que estaba en la entrada y le dijo que venía a ver a la miss Sen Mendieta y que esperaría abajo, regreso al pasillo para ver los dibujos que había visto antes, estando ahí se puso a ver cada dibujo que estaba pegado ahí, le ponía bastante interés a los colores vivos que usaban los niños, se detenía en cada pintura tratando de entender el significado de cada uno.

- Cada ocurrencia que hacen - dijo una voz femenina con un rasgueo que le fue muy familiar a Raúl.
- Todo tiene un significado - respondió el volteando a verla, sus ojos se abrieron.
- No sé si debería enojarme por que me acechas o sentirme alagada por tu insistencia - dijo cambiando su tono.
- Dejemos que sea lo último - respondió Raúl, acercándose para saludarla. Ella volteo el rostro para que el beso sea únicamente en la mejilla.
- ¿Qué haces aquí? - pregunto Sen.
- Vine a verte y a entregarte esto - sacando de su saco una tarjeta. Ella la recibió "Quiero salir contigo a tomar un café"
- No puedo Raúl, lo siento - respondió ella bajando su rosto.
- Mira, no quiero ocasionarte algún problema, solo quiero ir a tomar un cafe, saber que has hecho, como te ha ido, saber de ti - le decía Raúl mientras le levantaba su rostro con su mano y con la izquierda le tomaba la mano que ocasiono un choque eléctrico que hizo que ambos se vieran a los ojos.
- Ok, solo un café Raúl - dijo ella.
- Si solo será un café - respondió

viernes, 18 de marzo de 2016

Te voy a enamorar

Te voy a enamorar
no importa cuanto tiempo me lleve
no importa que me lleve la vida en ello
o si debo dejar atrás mis prejuicios

Te voy a enamorar
no importa cuantas barreras pongas
no importa que tu frío me congele
usurpare tus pensamientos 

Te voy a enamorar
no importa si te alejas cada vez
no importa si me dices que no
despojare de ti todos tus miedos

Te voy a enamorar
no importa que tu peligro me dañe
no importa que seas salvaje
liberare tus alas para el amor

Te voy a enamorar
no importa de nada tu pasado
no importa si te entregaste a otro
si quiero crear tu futuro conmigo.

Te voy a enamorar
no importa que te hayan hecho tripas corazón
no importa si la palabra amor ya no suena en ti
haré cada noche un ritual en tu piel.


Reencuentro



Su presencia, iluminaba su casa, la llenaba de calor, un calor que solo el amor de una mujer pueden proporcionar. Sen logró añadir aquella esencia que le hacía falta a la vida de Raúl. Desde un "Buenos días" hasta una pequeña cena cuando él llegaba de trabajar.

Nunca un día era igual al anterior. Había noches en que se terminaban una botella de vino platicando lo que les ocurría durante su día, otro veían una película o salían al cine o a cenar... o simplemente terminaban haciendo el amor en la sala, cocina, habitación. Tenían una pasión que había pasado por varias pruebas. Años vacíos donde ninguno de los dos sabía del otro y no es que Raúl creyera en el destino, pero si por algo sus vidas se habían vuelto a cruzar, no dejaría esta vez pasar la oportunidad de probar lo que era ser feliz.

Y si no mal recuerdo así inicio esta historia.

- ¿Te conozco? - pregunto él al verla en la fila del supermercado.
- No creo - y ella volvió a mirar su celular.
- Si, si te conozco... - insistió él - mira, sonora muy raro, pero puedo olvidar los nombres, pero jamás un rostro y a ti te conozco de algún lado. Me llamo Raúl de la Roca. - dijo mirando si había algún reacción por su parte.
- ¿de la Roca? - repitió ella volteando a verlo, mirándolo a los ojos. - el Rául que conozco hace años, muchos años que no sé de él y dudo que él se acuerde de mi - lo decía sin dejarle de mirar los ojos - pero creo que lo he vuelto a ver, ¿Por qué te dejaste la barba?
- ¡Si nos conocemos, verdad! - respondió alegre Raúl. - pero disculpa... no recuerdo tu nombre. 
- Sen, me llamo Sen - respondió volviendo a mirar su celular, esa pregunta la había ofendido.

El reencuentro no había sido de lo mejor la fila parecía que no avanzaba, ella recargada en el carrito, sin dejar de ver su celular y él de frente a su carrito dándole la espalda a Sen. Así siguieron hasta que llego el turno de que ella pasara su despensa, pago y se fue.

- Adiós Raúl - se despidió, ella pensó que lo volvería a ver dentro de unos diez años mas.
- Cuidate, un gusto - le respondió.

Raúl vació su despensa. - Si te tardas mas de 5 minutos en cobrarme, haré que te despidan y a ti también - le dijo al cajero y al señor que acomodaba la despensa en bolsas. Entre el cajero y la persona que volvía la despensa al carrito se tardaron menos que eso.
- Son tres mil setesientos.... - Raul no lo dejo terminar y le dio cuatro mil y se fue detrás de Sen, por fortuna para él ella se entretuvo viendo unos vestidos que había en una boutique, Raúl no se acerco sino como era costumbre para él, la acecho, estudiaba cada gesto de ella, sus movimientos, lo hacía de esta manera para saber si ella era casada o tenía pareja... Habían pasado varios años desde que la dejo de ver. 

- ¿Tardarás? - decía un mensaje que le había llegado.
- Empiecen sin mi, no sé si llegue para la hora que quedamos. - respondió cuando la vio salir de la boutique y se dirigía al estacionamiento, él la seguía a distancia, no quería volver a abordarla hasta que estuviera seguro que iba sola. Ya no tardo mas ni se distrajo en otras cosas y se fue directo a una camioneta, mientras abría su cajuela, llego él.

- ¿Te ayudo? - pregunto él.
- ¡Dios mio! No te enseñaron que un "adiós" no es un "sígueme" - respondió después de dar soltar un grito.
- Hace mucho que no nos vemos y no quiero dejar pasar este momento - dijo él.
- No Raúl, se me hace tarde - respondió ella.
- Ok, vamos por un café - reitero él.
- No, no puedo - negó ella.
- Vamos a cenar - volvió a preguntar él... no se rendiría hasta sacar algo a su favor.
- No, no puedo Raúl - volvió a responder.
- ¿Estas casada? - pregunto él
- ¿Que te interesa? - la conversación se daba mientras ambos ponían la despensa en la cajuela de la camioneta de Sen.
- Solo pregunto debo ponerme al día - respondió dejando salir una sonrisa.
- Por favor Raúl, me dio gusto verte, pero debo irme - casi en suplica lo decía.
- Ok - cerraron la cajuela y él le abrió la puerta para que pasara, por lo angosto del espacio quedaron frente a frente, por un segundo se miraron los labios y cuando él iba a dar el primer paso, ella paso por debajo de su brazo entrando a su auto.
- De verdad debo irme - dijo mientras se ponía su cinturón.
- Lo entiendo - dijo mientras con su mano saco una pequeña hoja que estaba detrás del asiento.
- Adiós Raúl - dijo mientras arrancaba su camioneta.

Él la vio irse, cuando giro para salir del estacionamiento saco aquella hoja.

- Hola Gaby, Necesito que me digas donde queda "Jugando a la infancia" es una guardería. - viendo el documento que tenía en las manos.

sábado, 12 de marzo de 2016

Return of Phrase.




- Tener o no tener un final feliz, depende de dónde decidas detener la historia - Orson Welles

- La razón del tiempo, es para que no todo ocurra a la misma vez - Albert Einsten.

- Quienes no lee de buena gana, están condenados a los peores errores - Du Picq.

- Sin un salto de la imaginación pierdes la emoción de la posibilidad - Gloria Steimen

- La paciencia es agría, pero tiene una fruta dulce - Proverbio afgano.

- ¿Cuándo será el fin del mundo? El día que yo muera - Proverbio árabe.

- Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos - Confucio.

- Un día encontraré las palabras indicadas y serán muy simples - Jack Kerouac

- Es el adiós, pero nos lanzamos hacía la siguiente aventura disparatada bajo los cielos - Jack Kerouac.

-Franqueza, es el primer capitulo del libro de la sabiduría - Thomas Jefferson.

- Faber est suae quisque fortunae (Cada cual es artífice de su propia fortuna) - Proverbio latin.

- Me divierte hacer imposibles -  Walt Disney.

- El amor es una locura temporal, estalla como un terremoto y luego se calma - San Agustín.

- Una palabra descuidada puede encender la batalla - Anónimo.

- Es fácil confiar cuando se puede verificar - Ronald Reagan

- La obra mas ínfima vale mas que la promesa mas grande - Duguet

- Todo fin precede a un inicio - Ts Eliot

- Un hombre sensato no malgasta a lo tonto una mercancía tan valiosa como la mentira - Mark Twain