martes, 3 de mayo de 2016

Sueño...

- La mesa de siempre por favor Miguel - Dijo Raúl, esperando a que llegará Carolina.
- Señor, su mesa esta ocupada por el gobernador - Respondió Miguel un poco apenado pero sabiendo que si no hacían reservación podría ocurrir esto. - Pero puedo darle otra con una excelente vista - dijo esperando su consentimiento.
- Esta bien, veamos que tal - no del todo contento respondió.

Miguel los acompaño hasta la mesa que daba a la avenida, la vista era como había dicho el gerente, un pequeño parque ocultaba a los comensales de la avenida, pero estos podían ver a los paseantes en sus trayectos. La comida transcurría normal, hasta que Carolina le dijo que se fijara en una pareja que estaban discutiendo casi debajo de una farola. Él, no le dio demasiada importancia, pero se fijaba en todo para saber hasta que punto era cobarde ese tipo que veía. Mientras partía su carne, se fijo como este tipo, le dio un pequeño empujón a la chica hasta dejarla debajo de la farola, ahora si Raúl pudo distinguir el rosto y sin decir nada, salió corriendo. Su sangre le hervía, Carolina solo pudo preguntar algo, obvio sin obtener respuesta. No tardo mas de 1 minuto para llegar a unos cuantos metros, la espalda de este tipo le cubría el rostro a la chica.

- ¡Hey! Déjala en paz - grito Raúl.
- Tú no te metas - volteo aquel cobarde, empujando a Raúl.
- Es una dama - mientras de un golpe en la quijada logro tirar al tipo, Con cierta fuerza tomo del antebrazo a la dama y se retiro con ella, volteando de vez en cuando para saber donde estaba el otro. - ¿Qué haces con él? - pregunto Raúl.
- Él es mi novio y estábamos discutiendo no era nada grave - respondió ella, mientras él la seguía llevando hasta la entrada del restaurante, donde ya los esperaba Miguel con varios guardias para protegerlo.
- No, Agnese, No, eso no es un novio - Él le movía su cabello a un lado donde se le veía un pequeño rasguño en su rostro.
- Nos vamos - Le dijo muy enojado.
- ¡Raúl! ¿A donde vas? - grito Carolina.
- Tú puedes irte en taxi, adiós - regresando con Carolina y dejándole un billete - Yo debo irme - Dándole la espalda y tomando del brazo a Sen, se subieron al auto.

- ¿A donde vamos? - pregunto Agnese viendo que no reconocía.
- A mi casa - secamente respondió él - No te dejaré en tu casa, pues él podría ir a buscarte - volteando de nuevo hacía el camino.
Durante el trayecto no hubo mas conversación él buscaba las palabras precisas para poder decirle lo que sintió al verla en peligro y ella estaba apenada consigo misma, jamás pensó que él estaría cerca. Fue hasta que entraron al departamento que él le ofreció algo de cenar.

- No gracias no tengo hambre - dijo ella.
- Yo si y mucha, no pude ya cenar - mientras sacaba un yogurth y pasaba pegadito a ella, sin dejar de mirarla a los ojos. Se fue a una habitación y regreso con una caja sin decir nada, se la dio a ella. Aquella caja estaba ya un poco empolvada con su mano abrió la pequeña nota que decía "Quédate en mi vida".
- ¿Y esto? - pregunto Agnese.
- Es tuyo o era... no sé, te pertenece - respondió Raúl. Acomodándolo en la mesa de la cocina, abrió la caja, una pijama de seda de dos piezas, unas llaves y dos boletos para Costa Rica, era lo que contenía la caja.
- Si quieres puedes ducharte y mañana te llevo a tu casa - dijo Raul mientras terminaba de comer un emparedado.
- Si, esta bien Raúl - Limpiando una lagrima de su mejilla y se retiro a la habitación. Él solo la seguía con la mirada. Cuando entro a la habitación se derrumbo quedando recargada en la puerta, Raúl por su parte tocaba la puerta con su frente y sus manos la acariciaban pensando en ella. Ambos reaccionaron cuando sonó un celular y él tuvo que irse para contestar.

Agnese encendió el stereo y comenzó a quitarse lentamente su ropa, pensaba en él, entro a la ducha, se mordió el labio, tomo una toalla y salió a buscarlo.

- ¿Me ayudas? No sé como regular la regadera - dijo ella saliendo al balcón donde estaba él.
- Claro, vamos - Raúl la miro de pies a cabeza, la toalla le cubría un poco arriba de la rodilla, mientras iban hacía la ducha, ella tomó con sus dedos los de él. Él al sentir eso, solo cerro sus ojos para controlarse.
- ¿Cómo tomas tu ducha? - pregunto él.
- Como la tomes tú - respondió ella, al oír esto él dudo en voltear y solo trago saliva.
- Listo, ahora a ducharse, tarda... te... lo... que... quie - Raúl no pudo terminar la frase cuando volteo a verla completamente desnuda, la toalla en el piso. - ¿Que haces? - pregunto él.
- No lo arruines - y lo beso, abrazándolo desde el cuello. él la tomo de la cintura, se besaban como si no hubiera mañana y tal vez no habría.

Él empezó a acariciar su cintura, hasta llegar a su rostro y como ambas manos la separo, vio su rostro, sus ojos y su boca y volvió a besarla, sabía que era real, sabía que era ella. Mientras ella, desabotonaba su camisa y su cinturón dejándolo desnudo, ella lo soltó, le tomo su mano y ambos entraron a la ducha y siguieron los besos bajo el agua, ella comenzó a enjabonar su pecho, su vientre y su espalda, hasta llegar a su sexo que hizo que él tuviera un pequeño escalofrió. Siguió por sus nalgas y piernas, dando pequeños besos en su vientre, en sus ingles y volvió a subir besando sus pezones, cuello, con una pequeña sonrisa él la espero para terminar en su boca. Raúl la volteo, dejándola contra la pared, empezando a enjabonarla por la espalda, recorrió su cintura, sus piernas, pasando por su trasero y sus piernas, pasando por su sexo, donde se quedo un momento, acariciando, dejándola como estaba, empezó a enjabonar su vientre y sus senos, acariciaba sus pezones, la limpiaba con mucho amor, enjabonó sus brazos y cuello. Ella no abría sus ojos, quería sentir todo con su piel, Raúl sentía sus pequeñas contracciones cuando pasaba sus manos por su vientre o sus senos. Era ella quien tomaba la iniciativa cuando con sus manos tomo el sexo de Raúl y lo fue llevando al suyo, hasta estar unidos, el poco a poco fue entrando en ella, ella se mordía sus labios a cada centímetro, con sus manos ella misma se acariciaba sus senos, mientras él le mordía su cuello y con su otra mano tomaba sus cabellos, hasta terminar dentro de ella. Agnese y Raúl terminaron de ducharse y así sin secarse se fueron a la habitación, donde volvieron a hacer el amor hasta quedar dormidos.

- Buenos días - Dijo Agnese con un beso en la mejilla
- Buenos días - Respondió él, viendo que se había cubierto solamente con la sabana.
- Pura comida sana tienes en tu cocina, ¿Qué se te antoja desayunar? - pregunto ella.
- Lo que gustes, mientras seas tú - alego él jalándola hacía él, quedando ella debajo de él - ¿Por qué no has usado la pijama? - pregunto besando su cuello y colocando sus brazos por arriba del rostro de ella. - puedes provocar que jamás salgamos de aquí - cuando le besaba su vientre, su pecho y senos.
- No, para tenemos compromisos - respondía Agnese moviéndose de un lado a otro.
- Estas en mi casa, voy a preparar el desayuno - dijo él soltándola y se fue a preparar el desayuno.

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