- Buenos días señor, el desayuno ya esta servido - Era tere, que le marcaba con un tono de respeto y cautela.
- Muchas gracias señora en un momento bajo - respondió el muchacho.
- No se preocupe, espere en su habitación, iré por usted para llevarlo donde el señor luzbel lo espera - reitero Tere.
- Esta bien - repuso él.
Corriendo fue a lavarse y peinarse, Tere tardo unos minutos y toco la puerta, no tardo el muchacho en abrir, los ojos de aquella señora se abrieron para volver a ver a aquel joven.
- Sigame por favor - le pidió la señora.
ambos bajaron y se dirigieron al jardín. El muchacho no dejaba de mirar aquella casa, sus cuadros, las esculturas que tenía y lo grande que le parecía.
- Supongo que Raff será quien le muestre las habitaciones y los usos que tienen - le decía Tere con una sonrisa. Pero él solo afirmaba con su cabeza.
En el jardín ya lo esperaba Luzbel aún no tomaba asiento, hasta que él llego, con un saludo de mano le invito a desayunar.
- Puedes retirarte Tere - dijo el señor, esperando a que la ama de llaves se retirará - Buenos días, hoy comenzará la guía - Luzbel le puso en la mesa un sobre amarillo - Ábrelo es tu primer obsequio - repuso aquel hombre.
Él joven abrió el sobre sacando un acta de nacimiento - ¿Raúl de la Roca? ¿Quien es él? - pregunto viéndolo a los ojos.
- Serás tú, eres tú - con una pequeña sonrisa le respondió - Ahora desayuna, tienes un día largo - y así como si nada se fue - Por cierto Raúl, bienvenido - dijo mientras se retiraba.
El joven desayuno todo lo que había en la mesa, tenía días que no comía tanto, fruta, cereal, huevo, leche, pan... todo probo hasta quedar saciado. Cuando estaba por acabar se acerco tere, para saber si se le ofrecía mas, pero el joven le respondió que no.
- Ahora debe alistarse para seguir su día joven Raúl - la sonrisa de Tere cada vez era mas cariñosa. El joven espero a Tere para que lo llevará. - por favor joven, usted conoce el camino, Raff ya esta preparando el coche para llevarlo - Cuando dijo eso, el muchacho reacciono y se dirigió a su habitación aun con timidez caminaba hacía allá.
No tardo en estar listo y salio al garage a esperar a Raff pero este ya estaba listo, Raff lo vio con cierto espanto puesto que el muchacho llevaba la misma ropa con la que había llegado. Diciéndose para si mismo que será todo un espectáculo su día.
- Le aconsejo joven que vayamos primero a compara ropa que podamos usar hoy - le sugirió mientras salían de la casa - y se vea mas decente - se dijo para él mismo.
- No sé señor - respondió el joven
- Vayamos primero a Diesel - dijo Raff
- Esta bien - contesto Raúl.
Cuando llegaron todavía la tienda no abría formalmente, Raff, le dijo al joven que esperará que avisaría que entrarían. Raff bajo y hablo con un señor que lo recibió de muy buena manera, tardo unos minutos en regresar.
- Joven Raúl, debemos entrar por la puerta de atrás, deberá entender que con el aspecto que trae no pueden vernos así - dijo Raff.
- Si, como tu digas - Raff volvió a bajar del auto y le abrió la puerta.
Dentro de la tienda los dependientes se le quedaban viendo, una chica mas joven que Raul se presto para ayudarle, sin pedirle permiso tomo unas prendas y lo llevo al vestidor. Raúl salió siendo otro, se veía ahora decente, con una camisa blanca, un sweater verde olivo, unos jeans obscuros, tenis y calcetas. Era completamente otro.
- Muchas gracias señorita - le exclamo Raff a la señorita.
- Para eso estamos - respondió ella
- Perfecto, ahora que sabes su talla te encargo que le hagas un guardaropa casual y lo mandes a su domicilio - contesto Raff.
- ¿Cuanto desea gastar? - Pregunto ella.
- Tiene carta abierta - repuso él. - Ahora joven debo llevarlo a que le corten el cabello - dirigiéndose al joven Raúl. - Desea ir en el auto joven, la barbería esta a una calle, ya se le agendo su cita - pregunto el chofer.
- No, vayamos caminando - repuso el joven.
Mientras caminaban se percato que Raff no parecía ser el típico chofer, sabía comportarse y vestía como un ejecutivo, pero había algo en él que no cuadraba, su tez morena, su barba y cejas pobladas no daban indicios que fuera mexicano, además tenía un acento que lo marcaba, aún teniendo un perfecto español. No tardaron en llegar a la barbería y como la vez anterior Raff no dejo que el joven hablara, le indico a la recepcionista que requerían un servicio completo, algo le dijo a la chica y esta fue directamente con un señor que denotaba bastante experiencia. Sentaron a Raúl y sin decir nada, el barbero comenzó a trabajar. De traer su cabello casi a los hombros, lo recorto casi a la base, mientras hacía esto, la recepcionista le puso una toalla húmeda en el rostro y le pidió que pusiera sus manos en los estribos para comenzar la manicura. Raúl no sabía que pasaba, nunca lo habían tratado de esa manera, después de acabar con sus manos, le retiraron la toalla y comenzaron a cortar su barba, no dejaron nada de aquella barba larga que ya cargaba, le limpiaron su rostro y le agradecieron su visita. Cuando lo vio Raff se sorprendió había cambiado totalmente, de parecer un mendigo ahora era alguien distinto.
- Aproveche mientras estaba ocupado joven para ir por su celular - dijo Raff entregándoselo.
- ¿Por qué Raff? - pregunto Raúl.
- Son ordenes del señor - repuso Raff - Por cierto joven se ve mejor así, ahora debemos irnos porque lo espera el señor para comer, su guardaropa ya esta en la casa - decía Raff mientras le habría la puerta para que salieran de la barbería.
- No pregunte eso Raff, te pregunto el por qué me están tratando así - pregunto Raúl viendo a Raff a los ojos.
- No tengo permiso para decir nada, no pregunte - respondió Raff con su ya típica sonrisa - Ahora debemos regresar joven - señalando al auto.
Durante el trayecto a la casa, Raúl no dijo nada, sinceramente no quería que acabara y Raff fue muy claro al decirle que él no diría nada, solo se dedico a observar el camino hasta que llegaron. Cuando estaba por bajar Luzbel le abrió la puerta del auto, desconcertando a Raff.
- Acompáñame - Dijo Luzbel.
- Claro - respondió Raúl bajando rápidamente del auto.
Luzbel se limito a decir algo hasta que entraron a un jardín, siguiéndolo de cerca Raúl. El caminar de Luzbel con la espalda recta, mirando al horizonte, despacio pero sin ir lerdo, El joven se percato que el señor nunca estaba desalineado, ninguna arruga tenía marcada su ropa y olía bien. Caminaron por pocos minutos hasta llegar a una mesa que daba un pequeño lago.
- Muy pocas personas merecen una segunda oportunidad, tú eres una de esas pocas, sé que tienes dudas y poco a poco se resolverán - Dijo Luzbel viendo a Raúl a los ojos - Solo te pido que siempre estés en el momento que te necesite, poco a poco te reveleré quien soy y porque te he elegido a ti para ser mi sucesor - finalizo volviendo a mirar el lago.
- No tengo ningún problema en dejarme guiar y agradezco este nuevo comienzo - Respondió el joven - Bien dicho, ahora ve a comer - le decía mientras se retiraba del lugar - Por cierto, mañana partes a Italia a estudiar - dejándose perder entre el jardín.